Playa marina y sensata. Playa sin puerto y gaviota. Playa de arena remota, con la espalda rota de calcio y marfil. De la que vienen los presos de la vida añil, del ocre agotando tiempos. Esa, de la que tuvo un templo, el que por amor una vez destruí.
Uno de los recuerdos más bellos que tengo de una persona, que nos dejó a causa de su padecimiento, es verla limpiar con la banda sonora de Titanic a todo volumen. A ella le encantaba Dion vocalmente.
"Tú piensa con ese cuchillo en tus venas cual si fueras Dios que destruye o que crea, a un palmo o a dos, con la sangre alterada, el alma apagada, llenita de pena.
¿Sabes? Antes de morir, tu abuela me contaba historias curiosas cuando soplaba fuerte el levante. Era como si la cordura le viniese de pronto. Se acordaba de mí, se acordaba de papá, se acordaba hasta de su estado, y de que quedaba poco para que se fuera, aunque parecía no importarle.