Escucha la voz de la naturaleza en tu mente. . . (¡Ah...!) . Deja que el sonido vaya más allá de tus tímpanos. Asimílalo. Escucha el bostezo de las placas. Siente cómo abren paso a la mañana. El rugido del magma... Escucha el murmullo de los seres que pernoctan en las profundidades abisales, el mar... El sonido de las burbujas que crean las tortugas al nadar en las corrientes, ansiosas por volver a la isla que las vio nacer; los abrazos de las anémonas, el debate filosófico de los delfines y las ballenas. El canto mesmerizante de las caracolas; el chasquido que precede a la clausura de las conchas. El murmullo de los crustáceos que toman el plancton de las rocas.