Moulain moi.
Oh lala, que he descubierto lo que mon coeur nos decía…
Que soy
todo moins poeta y debo dejar de dar guèrre.
Que el garsón que tú ves no anda con la poesía.
Que
igual toqué su piel, pero que no debía.
Y ahora
vive cohibida. Temor de que vuelva a su vida
y que
tremble la tèrre…
Tratando
de romper nuestro calendario
y se
perdió entre verdes, allá en el barrio
las
hojas que de tan verdes yo pensé
que me
tenía envidia.
Porque
a tu lado sea verso,
sea
prosa, teatro, sea ensayo, no es más
que un
cielo abriendo sus carnes para que crucemos.
Y nos
perdamos tantísimo
que el
barco implore volver de ese mar;
mas a
amar al mar, marinera, que eso es lo de menos.
Que si
ahoga a las velas, galana,
te abro
la ventana y lumbre matutina,
de esa
que trae al recuerdo a mi cama
un tú,
un yo con el alma de rosas y espinas.
Y ya
rabien de envidia, poetas,
que le
he hecho una letra y volvió la poesía.
Y la
Moulain, y la guerra.
Tiembla
la tierra de algarabía.
Y oh,
lala, que son coeur claudicó
y me
gritó con enojo:
“¡Mis ojos
tus ojos; tus manos, las mías!”
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