The free

Música libre, tono imperfecto.
Débil compuesto primaveral.
Compás de fuego.
Timbre escarchado.
Edén creado desde un nogal.



Ideario de la nota fresca
que recorre el rostro
de la noche muerta,
con un soplo tácito
de sombra fría,
que despierta al alba
mientras llega el día
y yo me duermo...

Rebelde campanera,
conquista asamblearia.
Revolucionarias las cuerdas obreras,
que vibran más que las cinco vocales.
Más que las porras de los nacionales.

Música al son de un silencio de orgasmo,
de un clavijero que araña la piel,
que da un beso de tornillo
y tres de odio y sierra;
la estampa del resbalar de mis manos
porque el sudor se ha convertido en miel
por más que me dé cuchillo
y sienta que me pierda.

Arpegio en nombre del viento,
de la llanura escondida.
De la hoja descolorida
que peina canas al tiempo.
Lírica viva y mortal,
porque nace y se va
y no se achanta ante un juez,
dejando el alma baldía
con un canto tan soez
que seguro es poesía.

Música del alma mía,
libre por ser tan esclava
de cada musa que te enclavaba
con trece lirios en una gran cruz;
hoy te emploro, soberana:
llega el mañana...
Cuéntame el cuento
de que contigo soy yo otra vez,
y, si no escucho, sigue susurrando,
es que te estoy cantando
en mis mejores sueños...

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