Cienciología

De tanto estudiar cada impulso en tus ojos.
Acción, contra-acción, del iris de tu mente.
Tus pecas al sol, esculpiendo en la mía, con los buenos días
y un beso en la frente.

Del beso al estudio, un impulso inconsciente,
con un método racional,
que le dé el concepto ideal
a la rosa textura
de tus labios en posición
recostándose al son
de un chirrido genuino,
y mientras notar que mi piel
se me eriza a la vez
que sin querer se desnuda.

De tocar y de experimentar,
y con la alquimia obtener un elemental vibrato al fin,
cuando sueltas tu pelo y entra en la ventana
el viento del mañana esculpiendo al aire, con cada cabello, de punta a raiz,
un léxico al cual la lógica ni le pregunta cuando pega fuerte.
Y así siempre me despierte, porque me sobra hasta a mí...

La fisión de nuestros compuestos.
Un petardazo en la cama,
elevado contigo el cuerpo
a la potencia del alma...
Descubrir nuestros logaritmos
mientras despejamos dudas.
La ecuación nos dará lo mismo
si nos rendimos a la suma.
De tanto estudiar las variables
en planos en los que hacía
que se inclinara la tarde
viendo cómo el sol yacía.
Y en el iris de tus ojos,
mi mente nos veía en la luna:
tú tan tú como ninguna;
tanto como yo tan yo.

Que, de tanta acción y contra-acción que con la ciencia había estudiado,
no descubrí otra conclusión
propia de este resultado.
Estaba ahí la respuesta.
Cuán sabio es el corazón,
que desde un principio lo descubrió aplicando otro logos arrabalero:
"Si pese a todo te quiere
con lo trastillo que eres:
es amor verdadero."

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