El insomnio es de los dos


Hombre no, si la mujer hoy no existiera.
Sé, pues, de mí no saldría
una voz de rebeldía y Primavera.
Mujer no, si presumieras
de que fui un día tu costilla.
Sé que no hizo falta arcilla,
porque moldeaste a Dios.



Hombre no, mujer de paso,
que te vas si no me he ido
y que me voy
si es que has venido en el Ocaso.
Si me quedo, por si acaso:
“El insomnio es de los dos”.

Hombre no, si es que soy hombre,
porque no es hombre cualquiera;
ni es mujer quien no pudiera
ser más hombre que al que amó.

Hombre sí si estoy contigo…
Dormir con el enemigo.
Hacer tus labios castigos
por la noche, hasta el albor,
si es que hay alba y no hay temor
de que la noche se muera…
Hombre no si no dijera
que te extraño y pienso en ti.
Mujer, sé hombre tú por mí
y me terminas el poema…
Mujer, que es que tengo el problema
de que el insomnio lo cogí…

Hombre no soy,
empecinado en que he soñado
con la sal, saliendo por tu blanca piel;
tus pecas, tus ojos de miel
y tu cultura al estudiar…
Tan gaditana, tan divina y tan galana…
Tengo insomnio y, si hay mañana,
esta noche no me esperes.
Hombre no, si una mujer como tú no existiera.
Hombre no, si no me quieres.

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